La niña devoradora de libros

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En la imagen, la niña de 4 años Daliyah, nacida en Gainesville (Florida). Fotografía de archivo.
En la imagen, la niña de 4 años Daliyah, nacida en Gainesville (Florida). Fotografía de archivo.

Es una constante: queremos que nuestros hijos lean, que tengan un libro cerca, van a bebecuentos en su más tierna lactancia, escuchan historias desde que están en la barriga materna, cuentos de tela, de cartoné, su primer libro… Y a veces pasa que surge una niña como Daliyah Marie Arana; que leyó su primer libro a los 18 meses y a los cuatro años ya acumulaba más de 1.000 lecturas y se paseaba por la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos —de la que fue con honores “bibliotecaria por un día”— citando a Charles Dickens, Alejandro Dumas e incluso a William Shakespeare. Dice la pequeña Daliyah que su escritor favorito es el conocido autor de literatura infantil, animador y actor de doblaje Mo Willems y que de mayor le gustaría ser paleontóloga porque le apasionan los dinosaurios.

Es una evidencia: un niño estadounidense tiene más posibilidades de aprender inglés que uno que haya nacido en Albacete. Quiero decir que a los niños los podemos conducir hacia determinados espacios comunes si les dedicamos una atención plena.

A mí, la niña Daliyah me da un poco de pena, la verdad, sobre todo porque le computan el número de libros que lee. ¿Acaso los disfrutará?, ¿jugará feliz en el parque?, ¿sabrá quiénes forman parte de la pandilla de valientes cachorros “La Patrulla Canina”? A los cuatro años de edad probablemente sea más saludable que explore con regocijo el mundo de Peppa Pig y sus amigos a que declame la tragedia shakesperiana “Hamlet”. Está claro que con esto de la lectura nunca nos ponemos de acuerdo.

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