
Rubenimichi se confirma en este difuso e inestable tercer milenio como la máxima expresión del arte lowbrow español. Encierran en su interior algo sobrenatural y animal. Creadores de enigmas sublimes, articulan seis extremidades superiores y tres mentes en la consecución de una misma esencia narrativa transformada en surrealismo pop con sugerentes influencias.
—Patricia Peláez: Espiritualidad ancestral, ritos y tabúes; la naturaleza en armonía con el hombre herético. En vuestra obra percibo un esoterismo y arrobamiento sexual que eleva y estimula la búsqueda del misticismo…
—Luisjo: Ese punto místico o esotérico es algo que siempre buscamos cuando pintamos un cuadro; ese es nuestro objetivo y nunca quedamos contentos hasta que no conseguimos dar con eso. Para ello recurrimos a esos elementos que ya son tan nuestros: magia, naturaleza, simbolismo… y que materializan nuestra forma de entender la espiritualidad y el misticismo que para nosotros siempre va unido a lo inquietante y lo misterioso.
—P.P.: Interpreto vuestras creaciones como objetos fetiche de carácter taumatúrgico, fuentes de poder que conectan al hombre tecnológico con la esencia del mundo, los orígenes y su significado.
—Michi: No queremos que nuestros cuadros sean un mero reflejo del pasado. Ahí están nuestras fuentes y es algo que forma parte de nosotros y de la esencia de Rubenimichi. Esa búsqueda de los origines y el poder de los elementos es algo que nos fascina, pero a la vez buscamos contemporaneidad. Que cuando veas una obra nuestra, sepas que es algo actual, ya que nosotros tampoco queremos olvidarnos del momento en el que vivimos.
—P.P.: Lo bucólico, la poética pastoril, la liturgia campestre de vuestro trabajo parece reflejar el espíritu indómito de una naturaleza que se rebela contra el digitalismo.
—Luisjo: Más que rebelarse lo que queremos es que entren en conexión. Nos gusta la idea de naturaleza como algo poderoso, mágico y con vida propia, pero que interactúe y entre en comunión con el hombre. Dos ideas de entender la vida en el siglo XXI que puedan complementarse: lo moderno y lo ancestral.
—P.P.: Todo se repite. Todo vuelve al punto donde empezó. La historia es una reiteración eterna e inexorable. En este contexto, ¿qué entenderíamos por modernidad?, ¿cómo podríamos armonizar los atavismos y la contemporaneidad?
—Luisjo: Para nosotros la modernidad es una actitud y una forma de ver la vida sin prejuicios y complejos. Por eso entendemos que la modernidad no tiene que estar enfrentada a la tradición sino todo lo contrario. Nunca podrás tener una actitud abierta y receptiva si rechazas lo anterior. No hay que estancarse, pero tampoco rechazar o despreciar nada.
—P.P.: Algunas de vuestras pinturas presentan criaturas hermosas de carácter sobrenatural; seres inconcebibles por una sociedad moderna que niega las tradiciones y leyendas de la cultura popular.
—Rubén: Las tradiciones ancestrales, las leyendas y los ritos son una de nuestras obsesiones. Más que una negación, creemos que quizás hay desconocimiento de toda esa parte de la cultura y del folclore y nuestra idea es hacer una actualización y puesta al día de todos esos referentes y quizás así convertirlo en algo más accesible.
—P.P.: En la antigüedad el 3 era un símbolo de veneración, el más sagrado de todos los números. Platón lo consideró como la imagen del Ser Supremo en sus tres personalidades: la Material, la Espiritual y la Intelectual.
—Rubén: El 3 es un número mágico, representa la perfección, tanto para la Ciencia, la Naturaleza o la Filosofía. También tiene gran importancia en la Masonería o para los druidas. No es una cosa que hayamos buscado a conciencia, pero nos encanta todo lo que envuelve el número 3 y es uno de esos elementos que hace especial a Rubenimichi.
—P.P.: Geométricamente representa el triángulo, la pirámide y en el plano inmaterial, el tercer ojo: todos ellos, elementos muy presentes en vuestros trabajos.
—Michi: Esto tiene conexión con lo que te comentábamos en la pregunta anterior. Son elementos muy mágicos y poderosos a lo largo de la historia, en diferentes culturas y disciplinas y que a nosotros por ese significado que tienen nos encajan muy bien tanto a nivel estético como para ayudarnos a expresar lo que queremos contar y la idea que queremos desarrollar en nuestra obra. Todos los elementos que aparecen en nuestros cuadros están ahí por algo, todo tiene significado.
—P.P.: Una de vuestras influencias es la pintura flamenca de los siglos XV y XVI: el “El jardín de las delicias” de El Bosco presenta un complejo universo de lecturas incontables.
—Michi: La pintura flamenca de los siglos XV y XVI es nuestro período pictórico favorito. Nos encantan las composiciones, las perspectivas, el colorido y el aire de misterio y extraña belleza que lo rodea todo. El Bosco es uno de nuestros favoritos, podríamos pasarnos horas delante de sus cuadros encontrando nuevos detalles en ese universo tan marciano y visionario que creó hace 500 años. Aunque sin duda nuestro cuadro favorito es “El Descendimiento” de Roger Van der Weyden; reúne todo lo que nos gusta. Es la belleza hecha pintura.
—P.P.: Siendo Rubenimichi uno y trino, me gustaría profundizar en vuestro ritual de trabajo…
—Rubén: Los tres participamos en cada una de nuestras obras en algún momento del proceso creativo. Llevamos mucho tiempo trabajando así y es todo mucho más fácil de lo que a priori puede parecer. A la hora de trabajar tenemos la suerte de entendernos bien y funcionamos como uno solo.
—P.P.: Como colofón, ¿después de “Sol Negro” que proyectos tenéis?, ¿hacia dónde orbita Rubenimichi?
—Rubén: Aunque suene obvio nuestros proyectos son seguir pintando y evolucionando. Vamos teniendo cosas claras, pero aún queda mucho por definir; además, las ideas que tenemos ahora pueden convertirse en cosas completamente diferentes. Lo que tenemos claro es que no queremos quedarnos en la repetición de “Sol Negro”, queremos probar cosas nuevas.