Es digno y justo, equitativo y saludable felicitar a Soledad Gallego-Díaz, una de las mejores periodistas de España, por su reciente nombramiento como directora del diario El País, algo que, a mi juicio, ya había tenido que suceder hace bastantes años, porque su profesionalidad y valía en el periódico del Grupo Prisa es un hecho incuestionable para los muchos admiradores que tiene, entre los cuales me cuento.
No sólo sus crónicas como corresponsal y su atinada visión del mundo que nos rodea y de lo que supone esta profesión, le hacen acreedora a una máxima responsabilidad en el periódico, sino que sus comentarios dominicales en el suplemento del periódico titulados “Punto de observación”, son un ejemplo de capacidad y honestidad intelectual, aunque a veces, como suele pasar en este mundo, no comparta algunos de sus argumentos. Pero están planteados de forma tan razonable que disentir de ellos es casi como un pecado original que siempre estaremos dispuestos a superar.
Ya digo que la cualificación de Soledad Gallego-Díaz para ocupar el puesto para el que fue nombrada se remonta a hace varios años y en muchas ocasiones he comentado y pensado que tarde o temprano tendría que tener el cargo que, por el momento se le negaba, a pesar de ser una periodista y responsable de la redacción, muy por encima de otros de sus compañeros que le antecedieron en el cargo. No sé, aunque tampoco lo creo, que su condición de mujer haya pesado para que el nombramiento se demorara tanto, si bien ostenta la condición de primera fémina en dirigir un periódico de ámbito estatal en nuestra nación.
Casualmente, la toma de posesión de Soledad Gallego-Díaz se produce en el momento de la retirada como factótum de El País de Juan Luis Cebrián y la llegada al Gobierno de la nación de Pedro Sánchez. No confío demasiado en las coincidencias, pero no me extrañaría que el objeto de su nombramiento persiga enderezar el rumbo de un periódico que en los últimos años ha perdido sus referencias morales y de valores periodísticos y que había entrado en una fase de desprestigio de lectores y suscriptores, que se agudizó con la dirección de Antonio Caño, que llevó al diario a sus más bajas cotas de subjetividad informativa. Los que conocemos al defenestrado director de su etapa como corresponsal en Centroamérica, intuíamos que su labor no iba a ser de notable.
Confiemos en que Soledad Gallego-Díaz devuelva a El País al prestigio que le corresponde como el diario más vendido y leído de España y que lo revuelva con la misma firmeza que una escoba a una alfombra para sacarle de su sumisión y su ensimismamiento. Será una tarea ardua, pero necesaria para volver a seducir a sus lectores.
Tampoco creo que se trate de hacer la revolución pendiente. Simplemente que vuelva la honestidad intelectual a sus páginas, ya que la objetividad es una virtud apenas inexistente en el mundo del periodismo. Que las noticias tengan un mínimo de fiabilidad y que se eliminen aquellas que son un insulto a la inteligencia de quien lo compramos.
No espero que la nueva directora acabe con las manipulaciones sobre Venezuela o los hackers rusos, porque esas son exigencias de los accionistas más beligerantes del periódico. Tampoco confío en que se termine la sumisión bobalicona al presidente francés, Emmanuel Macron, o a la dirigida alternativa naranja de Albert Rivera y sus Ciudadanos, cuya estrategia es incompatible con la coherencia y el sentido común. Sólo me gustaría, mi querida directora, que en El País aparezcan otras firmas que nos den una visión más plural de la cosmopolita sociedad española. Y que haya suerte.
¿Qué te ha parecido el contenido al que acabas de acceder?
En ORUBA consideramos la independencia editorial como el pilar sobre el que se construye el periodismo veraz e incorruptible. Cada artículo que publicamos tiene como objetivo proporcionarte información precisa y honesta, con la certeza de que tú eres la razón de nuestro proyecto informativo.
Por ello, queremos invitarte a formar parte de nuestro esfuerzo. Cada euro cuenta en nuestra misión de desafiar narrativas sesgadas y defender la integridad periodística. Desde sólo 1 euro, puedes unirte a esta causa.
Tu apoyo respalda nuestra evolución y envía un mensaje claro: La información sincera merece ser protegida y compartida sin obstáculos. ¡Únete a nosotros en esta misión!
Publicidad