Quisiera hacer uso de una frase que pude leer en un libro de Pérez-Reverte, para sentar las bases de mi argumentación. Aquel, citando a Lord Byron, escribía: “El diablo dice la verdad más a menudo de lo que se cree, pero tiene un auditorio ignorante.”
Cuando leí esta cita, me dije, ¡genial! Ya tengo el modo de introducir el futuro texto (este) que me rondaba la cabeza, mientras disfrutaba del Sónar. En aquellos momentos, y dado el trato con gente muy heterogénea pero con el mismo denominador común, su cultura y amor hacia las músicas avanzadas, pude certificar lo que ya sabía y acepto con estoicismo: mi ignorancia sobre muchos de los códigos y lenguajes que giran (y hacen girar) este maravilloso mundo que es el clubbing/raving.
A raíz de lo dicho y después de releer uno de mis artículos, comprendí que en él había establecido un popurrí de argumentos un tanto diletantes, fruto en parte de dejar (como siempre) todo para última hora y de mi forma de ser, marcada a fuego por una triada sindrómica: hiperactividad, dismotivacional cannabinoide y Stendhal. En fin, que en el artículo “Los peligros que acechan a los jóvenes” quise abarcar mucho en pocas palabras.
Vaya por delante que ante la pregunta ¿qué es lo que más te gusta de esta vida? respondería: «Adoro la música electrónica y su entorno por encima de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y viceversa». A pesar de ello, en aquel texto deslicé algunas ideas que podían ser malinterpretadas, dada la confusión que generé al redactarlo. Si me permitís, como disculpa debo decir que los artículos que escribo, como ya he señalado, son de pocas palabras, lo que provoca que a la hora de formatear haya que afilar; lo que generalmente me lleva a una gran satisfacción, ya que compruebo que lo dicho es muy útil, en la línea argumental de que “lo breve, si bueno, dos veces bueno”. Pero, en el artículo citado me pasó lo contrario, “lo breve, si es fruto de una chapuza, cien veces malo”.
En resumen, mediante la presente, proclamo mi apoyo incondicional al mundo de las músicas avanzadas y su ambiente, en sentido amplio, como mecanismo aleccionador y generador de cosas geniales, ante lo que los poderes políticos sólo tendrían que hacer una cosa: defender la cultura, ¡fuera la doble moral! Que de aquí a pocos lustros debe ser, en mi opinión, un cemento intergeneracional. “El hombre, en la medida en que usa de sus sentidos sanos, es el aparato físico más grande y exacto que pueda existir”, determinaba Goethe.
¿Qué te ha parecido el contenido al que acabas de acceder?
En ORUBA consideramos la independencia editorial como el pilar sobre el que se construye el periodismo veraz e incorruptible. Cada artículo que publicamos tiene como objetivo proporcionarte información precisa y honesta, con la certeza de que tú eres la razón de nuestro proyecto informativo.
Por ello, queremos invitarte a formar parte de nuestro esfuerzo. Cada euro cuenta en nuestra misión de desafiar narrativas sesgadas y defender la integridad periodística. Desde sólo 1 euro, puedes unirte a esta causa.
Tu apoyo respalda nuestra evolución y envía un mensaje claro: La información sincera merece ser protegida y compartida sin obstáculos. ¡Únete a nosotros en esta misión!
Publicidad