
Dice el notable pensador y activista político estadounidense Noam Chomsky, quien acaba de abandonar el Instituto Tecnológico de Massachusetts a sus casi noventa años, que la gente ya no cree en los hechos. Esta es la razón por la que nos permitimos calificar de patraña manipulada a los medios de desinformación.
Mi padre, que con noventa y siete años, desde siempre es asiduo lector de un diario regional, siempre empieza por las esquelas. Asegura que junto con la fecha y el precio son lo único cierto.
Tampoco es eso. Me consta que hay muy eficaces, rigurosos y honestos profesionales que dignifican el periodismo desde sus respectivas palestras informativas. Pero los grandes titulares, la línea editorial y la política de escamoteo y manipulación informativa es la que es. Y no responde en absoluto
a lo que establece el código deontológico de tan hermoso oficio, seminal germen de expresión, comunicación e información, que siendo éticamente utilizado es donde se incuban el resto de libertades que permiten a cualquier sociedad ser, sencilla e inalienablemente libre. Nada más, y nada menos…
Redefinamos pues el prostituido término crack: digamos directamente Chomsky.