
Este filme de Mary Harron es una transposición de la novela homónima de Bret Easton Ellis publicada en 1991; discutida, amada y odiada. La década de los años 80 del siglo XX significó a toda una generación que, como reacción frente a sus antecesores, dio la espalda a los problemas sociales, políticos y económicos que obsesionaron a las generaciones anteriores volcándose de lleno hacia lo más banal que la sociedad pudiera ofrecer, elevándolo hasta el paroxismo.
Dentro de este contexto se inscribe y erige un personaje como Patrick Bateman, interpretado por el actor galés Christian Bale. Un joven de la nueva generación de Wall Street cuya ansiedad y obsesión por no quedar marginado y encajar dentro del Sistema, le hacen recurrir a todos los elementos que construyen el estereotipo que pretende encarnar. De esta manera, se introduce a sí mismo como personaje a través de una voz narrativa que nos guía por un recorrido descriptivo del ritual que ejecuta todas las mañanas y por el que logró llegar a ser lo que es: un perturbado que mata de forma compulsiva encontrando que su psicopatía es lo único que le convierte en un individuo al conectarlo con sus emociones interiores.