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Salman Rushdie y el sinsentido islámico

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En la imagen, el escritor perseguido por el integrismo islámico Salman Rushdie. Fotografía: Joel Saget.
En la imagen, el escritor perseguido por el integrismo islámico Salman Rushdie. Fotografía: Joel Saget.

El 14 de febrero de 1989 el régimen iraní del ayatolá Jomeini emitía una fetua por la que se condenaba a muerte al escritor hindú de nacionalidad británica Salman Rushdie, quien había menoscabado el sentimiento religioso de los musulmanes con la publicación de su novela “Versos satánicos”. Desde ese momento, y con el paso de los años, Rushdie se convirtió (al igual que Hemingway lo fuera para la generación perdida, Jack Kerouac para los beat o Raymond Carver para el realismo sucio) en el estandarte de una prodigiosa cosecha de escritores de origen hindú y educación anglosajona que llegó a su culmen con la aclamada “El dios de las pequeñas cosas”, primera obra de Arundhati Roy premiada con el Booker Prize 1997.

La aportación de la cultura asiática a la literatura, hasta entonces y por el desinterés de Occidente, se limitaba a una pocas referencias: el premio Nobel bengalí Rabindranath Tagore, el poeta y filósofo pakistaní Muhammad Iqbal, el combativo Mulk Raj Anand, Anita Desai y R. K. Narayan.

Con el bum literario protagonizado por Salman Rushdie y sus coetáneos se iniciaba una etapa sin precedentes en la literatura oriental. Así, podemos hablar del talento de Vikram Chandra y su ópera prima “Tierra roja y lluvia torrencial”, un compendio de leyendas ancestrales de amor y muerte; del prolífico Hanif Kureishi, autor de la premiada “Outskirts”, “El buda de los suburbios”, “El álbum negro” o los guiones de “Mi hermosa lavandría” (que le valió una nominación a los Oscar), “Sammy y Rosie se lo montan” y “Londres me mata”; del reputado Amitav Ghosh, premio Médicis 1990 a la mejor obra extranjera publicada en Francia por “El círculo de la razón”, autor de trabajos como “Líneas de sombra” o “El cromosoma Calcuta”; de Vikram Seth, premio Thomas Cook de literatura de viajes por “Desde el lago del cielo”, autor de novelas como la excepcional “Un buen partido”, “The Golden Gate” (compuesta por 590 estrofas de Onegin) así como de varios libros de poesía; de la infatigable escritora y documentalista Gita Mehta, autora de “Sutra del río”, “Karma Cola” y “Snakes and ladders”; y del precoz Rohinton Mistry, quien ya en su comienzo fue galardonado con los premios Commonwealth Writers y Governor General’s Award además de ser finalista en los Booker ingleses por “Un viaje muy largo”. Con “Un perfecto equilibrio” volvió a ganar el Commonwealth Writers, sumando a este el Giller Prize y Los Angeles Times Book Prize. De nacionalidad canadiense, cabe destacar la publicación de un conjunto de relatos bajo el título “Swimming lessons”.

El pasado 12 de agosto, el extremista islámico de 24 años Hadi Matar intentó ejecutar sin éxito la sentencia que treinta y tres años atrás había establecido la pena capital contra el escritor nacido hace 75 años en Bombay. Durante una conferencia organizada en el estado de Nueva York por la oenegé City of Asylum, el joven de origen libanés subió a la tarima y asestó diez puñaladas a Rushdie: tres en el cuello, cuatro en el estómago, una en el pecho y una en el ojo derecho. En el ataque, Hadi Matar hirió también levemente al moderador Henry Reese.

Según su representante Andrew Wylie, el camino de recuperación de Salman Rushdie será largo dada la gravedad de las heridas, aseguró además que su estado va en la dirección adecuada.

Pasado, presente y futuro convergen en el principio de un camino que abrieron con tesón los arriba mencionados y que hoy transitan nuevos valores literarios como Aravind Adiga, Jeet Thayil, Amit Chaudhuri, Kiran Desai o Jhumpa Lahiri.

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