Luis Enrique no es un tipo al uso y eso en un país como el nuestro, cainita, conservador y servil, es algo imperdonable.
Luis Enrique nunca ha sido políticamente correcto, no se pliega al centralismo ni a sus intereses, no se doblega ante la prensa ni entra en su juego, no se calla cuando lo quieren callado ni abre la boca cuando le dicen que la abra. Por esto le han colgado el sambenito de antipático, algo que a él no le preocupa lo más mínimo. Si le preocupara se pondría a contar chistes de Arévalo y a hacer publicidad para seres unineuronales como el ‘cuñao’ del Betis, pero no, Luis Enrique no es así.
«No hay seleccionador mejor que yo en la historia del fútbol mundial. Eso es lo que yo me creo. Luego otra cosa es que sea realidad, que evidentemente no es verdad, pero yo lo creo.» (Luis Enrique)
Luis Enrique es asturiano y lleva en su ADN el espíritu de esta tierra. Lucho es trabajador, tenaz, obstinado, peleón, reivindicativo y enormemente rebelde. Un revolucionario en toda regla que nunca se esconde y jamás se rinde. Y por eso, al ya exseleccionador español no le perdonarán.
