La asunción del acoso escolar en las aulas

3 min de lectura
España encabeza la lista europea en casos de acoso escolar. Fotografía: Lopolo.

Estudié en el colegio de La Asunción de Gijón durante cuatro años. Me dejaron heridas contra las que aún estoy luchando. El acoso, el abuso y la violencia eran parte de la cultura del centro, que en la mayoría de casos no hacía nada para impedirlos.

Cuando un matón me pegó en clase, pedí a mi tutora y a la directora que intervinieran. No hicieron nada. Tampoco cuando pegó a otros chicos. Ni siquiera cuando fue llevado dos veces a juicio por agresión. Es más, intentaron convencer a una de las víctimas de que retirase la denuncia. Protegían a este matón porque su familia, propietaria de un conocido restaurante, daba mucho dinero para el equipo de fútbol del colegio.

En otras ocasiones, los acosadores eran los profesores. María Elena Argiz, ‘Malén’, llamaba tontos a quienes no se sabían la lección. Miguel Ángel Jiménez Pruneda hacía caricaturas en la pizarra ridiculizando las orejas de este, las gafas de ese, la barriga de aquel. Mercedes Torralva, ‘Merche’, llamaba loca a una persona que sufría depresión. Paula García llamaba salida a una niña que sufrió abusos sexuales.

La Asunción fue, además, uno de los centros de actividad del pederasta Jesús María Menéndez, que actuó con impunidad desde 1978 hasta 2013.

Hoy dice la prensa que Claudia González se ha suicidado tras años de abuso en La Asunción. Mentira. La habéis matado vosotros. Siempre habéis escondido y protegido a los acosadores, a los matones. Siempre habéis hecho lo que fuera necesario para que el prestigio del colegio saliera indemne de los centenares de agresiones físicas o psicológicas.

Si existiera la justicia, el colegio de la Asunción ardería hasta los cimientos y sobre sus ruinas se levantaría un monumento a los cientos de personas que sufrieron abusos allí. Pero sabemos que eso no ocurrirá. Es más, seguirá recibiendo el dinero público del que vive, y con el que sigue educando a psicópatas y encubriendo agresiones.

Pero hoy, al menos, voy a decir vuestros nombres en público para que todos sepan quiénes sois. Y a deciros lo que otros no se atreven: que a Claudia González la habéis matado vosotros.

Vergüenza sobre vuestros nombres, asesinos.

Comentar la noticia

Your email address will not be published.