La revelación de Óscar Puente como portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el debate de investidura del conservador Alberto Núñez Feijóo certificó que el Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto en marcha una estrategia con resultado positivo para cortocircuitar el propósito del fracasado aspirante a La Moncloa de desacreditar y erosionar la figura del presidente del Gobierno de España, sabedor de que su candidatura no iba a prosperar.

Óscar Puente hizo un discurso muy ajustado a la línea política de Sánchez logrando no sólo convencer a los suyos, sino irritar a la bancada del Partido Popular que se vio sorprendida por la elección del portavoz que no podía cuestionar al presidente del Gobierno, que era uno de los objetivos de la derecha en su investidura para tratar de forzar nuevas elecciones, la única posibilidad para tener aspiraciones a sustituir al actual Ejecutivo progresista.

La sorpresa del PP y su frustración por no haber llevado a cabo su programa de desprestigio contra Sánchez forzaron a la derecha a poner el foco de las críticas sobre Óscar Puente, a quien le dijeron de todo menos bonito, porque, además puso en evidencia determinadas contradicciones del equipo del aspirante a La Moncloa, en especial todo lo relativo a que gobierne la lista más votada.

«De ganador a ganador» le espetó el exalcalde socialista de Valladolid a Núñez Feijóo, recordando que él había sido el candidato más votado en las últimas elecciones municipales del 28M, pero a pesar de ello una coalición entre el Partido Popular y Vox le birló el bastón de mando, y de la misma manera la condición de ser la lista con mayor número de respaldos no garantizaba al presidente del PP el acceso a la jefatura del Gobierno, porque carecía del apoyo mayoritario de las formaciones votadas por todos los españoles.

La ironía de Óscar Puente y su convicción de que la candidatura de Núñez Feijóo era una simple bufonada le convirtieron en el blanco de las acusaciones, críticas y hasta insultos de los más fanáticos del partido de la gaviota, hasta el punto de que recibió más de un escrache y fue víctima de acoso político por parte de esa gente. Especial atención requiere la figura de Lucas Burgueño, un psicólogo con antecedentes penales que requiere con urgencia cuidados psiquiátricos y que trató de impedir que el portavoz socialista viajara en el AVE desde Valladolid a Madrid para intervenir en el segundo día del debate.

El espectáculo de este personaje, con varias denuncias por acoso a periodistas y personas de su entorno, incluso a su propia mujer, a la que no le quiere pagar la pensión pactada, provocó una enorme hilaridad en ambientes periodísticos y políticos, pero a la vez cierta precaución por la posibilidad de que los conatos de agresión se convirtieran en una verdadera embestida que pusiera en riesgo a uno de los padres de la Patria.

Parece ser que el acosador del diputado vallisoletano no ceja en su empeño de arremeter contra el mundo y así lo ha hecho en varias ocasiones después de su altercado en el AVE, hasta el punto de que una noticia de última hora lo ubicaba en la Comisaría de Valladolid, detenido por allanamiento de morada y coacciones a la compañera de piso de su novia. Finalmente, el Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid decretó su puesta en libertad sin ninguna medida cautelar, mientras continúa la investigación.

No cabe duda de que este caballero necesita una cita urgente con profesionales de la salud mental, previo paso por los juzgados de los lugares en los que actúa. Un colega psicólogo que ha tratado con él lo ha descrito como un narcisista de libro.

Es posible que haya nacido una estrella parlamentaria después del buen hacer de Óscar Puente. Ya veremos si seguirá siendo el portavoz de su partido en el futuro debate de investidura de Pedro Sánchez, pero sea o no el elegido, creo que ya ha entrado en el imaginario del votante socialista y es más que probable que precise de una nueva oportunidad para secar las opciones de la derecha. De ganador a ganador.

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