El legado del Dr. Hernán Darío Estrada Londoño

26 de octubre de 2023
Un paciente es atendido por una sanitaria en el Hospital Universitario de Toledo. Fotografía: JCCM.

En el ilimitado mundo de internet, saturado de información efímera, confusa y muchas veces manipulada o inexacta, ocasionalmente emergen narrativas que trascienden la pantalla del ordenador y se arraigan en la conciencia colectiva. Fue así como me encontré con un relato conmovedor que dejó una profunda huella en mí. La experiencia del doctor Hernán Darío Estrada Londoño, un respetado médico y neurocirujano colombiano de la Universidad de Antioquia en Medellín, resuena con una autenticidad que supera lo cotidiano.

Hernán Darío Estrada Londoño fue más que un profesional de la medicina. Fue una persona honrada, noble, muy sensible y de mente brillante. Su colega y compañero de estudios, Álvaro Roldán, lo recuerda como alguien que se entregó tanto a los demás que no tuvo tiempo para él. A lo largo de su vida, Estrada Londoño se dedicó incansablemente a ayudar a los demás, enfrentando los misterios del cerebro humano con erudición y habilidad.

En una época de deshumanización en los centros médicos, donde los pacientes se reducen a simples números en una lista en lugar de ser tratados como seres humanos que enfrentan situaciones de dolor, enfermedad e incertidumbre, la lección de humanidad del doctor Estrada Londoño hoy sigue más viva que nunca. A través de una carta conmovedora, este médico nos lleva al corazón mismo de la experiencia del paciente en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Su testimonio subraya la vital importancia de preservar la humanidad en cada tratamiento terapéutico, incluso en un mundo que a menudo parece estar perdiendo su lado humano.

Inesperadamente, la vida llevó a Hernán Darío por un camino imprevisto cuando le diagnosticaron un agresivo cáncer de colon. A medida que su salud se deterioraba terminó ingresado como paciente en las mismas unidades de cuidados intensivos donde muchas veces había trabajado como médico. Esta experiencia le proporcionó una visión sobrecogedora y crítica respecto a la atención médica.

Antes de su fallecimiento el 15 de noviembre de 2022, Estrada Londoño compartió un emotivo escrito con sus amigos, colegas y familia. Este mensaje, que destaca la necesidad urgente de humanizar tanto a los pacientes como a los médicos en las UCI, se ha viralizado progresivamente, en especial en los círculos de profesionales de la salud. Este testimonio se ha convertido en un poderoso recordatorio de la importancia de preservar la humanidad en el proceso de cuidado de la salud.

En sus propias palabras, el doctor Estrada Londoño escribió:

“Soy otro después de estar cuatro veces en la UCI. Los resultados médicos no compensan el daño irreparable en la esfera psicológica. Ya no soy Hernán Darío Estrada, soy lo que queda de él. Como dice el doctor Vélez, no hay día, no hay noche. No hay horario. No hay quien escuche el gemido. El amigo y colega es un extraño. No se le ve la cara. No hay una mano en el hombro que te diga cómo te sientes. Tampoco el estetoscopio en el pecho que te haga sentir protegido. ¡No sabes lo que es un baño a las cinco de la mañana tiritando de frío! Pregunté: ¿por qué no me cambiaban de posición cada dos horas? Y oí las burlas. Es un lugar hostil. Con ruidos por alarmas de aparatos y conversaciones y risas inadecuadas. Los pacientes tenemos angustia, ansiedad, insomnio, miedo y temor a la muerte. Fácilmente nos tachan de psicóticos. Rescato a los ángeles, las enfermeras en su gran mayoría, que procuran siempre cuidados al paciente, son confidentes y amigas, lloran con uno. Difícilmente se sientan a descansar, mientras los dioses del Olimpo no se mueven de su trono en todo momento con su juguete, su computadora. Falta mucho para humanizar las UCI. Hay que empezar por humanizar a los médicos, aunque hay unos pocos empáticos y con sensibilidad. Los pacientes en la UCI nos convertimos en objeto de estudio médico, pero se olvidan de nuestras necesidades emocionales.”

Esta carta, con su poderosa sinceridad, es una invitación a la reflexión, un llamamiento urgente a la humanización de la medicina en un ámbito que a menudo obvia la esencia del ser humano. Es por ello que amigos, colegas y pacientes del doctor Estrada Londoño decidieron unirse en una misión común: transformar las unidades de cuidados intensivos en lugares de sanación no sólo para el cuerpo, sino también para el alma.

Su legado vive a través de su lucha, una lucha por un cambio significativo y duradero en el sistema de salud. En cada esfuerzo por humanizar la medicina, honran la memoria de un hombre cuya vida fue un testimonio vivo del poder curativo del amor y la ternura.

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