Entre la investidura y el maremoto político

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Núñez Feijóo saluda a Sánchez tras ser elegido presidente del Gobierno. Fotografía: Javier Lizón.

La escena política en España arde tras la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, una decisión que ha desencadenado una tormenta de controversias. En medio de debates vehementes sobre la ley de amnistía y los pactos con los independentistas catalanes, el Congreso de los Diputados ha brindado su voto de confianza al líder socialista. La noticia no sólo ha sacudido el tablero político sino que también ha provocado manifestaciones de descontento en distintas partes del país.

En un día que quedará grabado en la historia política de España, Pedro Sánchez ha asegurado su posición como presidente del Gobierno con 179 votos a favor y 171 en contra. No obstante, este triunfo no está exento de su dosis de tensión. Tras la votación, Alberto Núñez Feijóo se acercó a Sánchez para trasmitirle su desacuerdo y reprocharle lo ocurrido: «Esto es una equivocación, pero tú eres el responsable de lo que acaba de suceder», le dijo el actual presidente del Partido Popular.

El escenario está listo para la formalidad de la investidura, que será más que una simple ceremonia. Hoy viernes 17 de noviembre, en el Palacio de la Zarzuela, Pedro Sánchez jurará o prometerá su cargo como presidente del Gobierno de la XV Legislatura, de acuerdo con lo establecido en el artículo 99 de la Constitución, en un acto que se verá empañado por la sombra de la polémica que rodea la ley de amnistía y los pactos independentistas.

Ayer, mientras el Congreso tomaba su decisión, las calles se llenaban de voces discordantes. Manifestantes congregados alrededor de la sede del PSOE en Madrid protagonizaban escenas de protesta surrealistas, desde un hombre envuelto en una bandera con el mensaje “Santiago, ruega por nosotros” hasta un ataúd de cartón con el lema “DEP democracia”. La tensión ciudadana no parece disiparse tras desatar el nudo gordiano.

Las reacciones después de la investidura de Pedro Sánchez no se hicieron esperar. Jorge Buxadé —jefe de la delegación de Vox en el Parlamento Europeo— arremetió contra Ursula von der Leyen y Charles Michel, presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo respectivamente, por felicitar estos al presidente electo. La prensa internacional ha vertido opiniones diversas sobre el acontecimiento. Mientras que el diario británico The Guardian ve a Sánchez como un defensor contra la extrema derecha, el periódico vespertino francés Le Monde destaca la división en España y el italiano La Repubblica resalta el apoyo de las fuerzas nacionalistas.

Con la investidura consumada, la realidad política de España experimentará una leve modificación. El esquema político presenta una coalición entre el PSOE y Sumar respaldada por un nutrido grupo de partidos nacionalistas e independentistas. Enfrente, otra vez, el Partido Popular, ahora liderado por Alberto Núñez Feijóo, y la ultraderecha de Vox, cuyo máximo representante, Santiago Abascal, haciendo una llamada a la rebelión comparó a Pedro Sánchez con Adolf Hitler, ya que este último también llegó al poder a través de unas elecciones.

El PP después de rastrear las cuentas en las redes sociales de los 121 diputados socialistas difundió ayer jueves un mensaje destinado a cada uno de ellos en el que les recriminaba su apoyo a la investidura tras aceptar la ley de amnistía y los pactos con los independentistas. #TodoPorLaSilla, fue la etiqueta de la consigna publicada en la red social X que decía: “Hoy entrega sus principios y vota sí a la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la amnistía. #TodoPorLaSilla”.

Es por ello por lo que la incertidumbre persiste. El periódico alemán Süddeutsche Zeitung plantea un futuro lleno de desafíos para el Gobierno de Sánchez, tanto en el Parlamento como en las calles. La tensión política se refleja en cada rincón del país, y España se enfrenta a urgentes desafíos en un campo minado.

La España invertebrada es, hoy más que nunca, la España de Ortega y Gasset. Esta percepción es alimentada por los más descerebrados todólogos de nuestro terruño, que advierten en los últimos tiempos un falso clima de “guerra civil” que, según ellos, está experimentando la política española. Esta consideración no se circunscribe únicamente al ámbito parlamentario o mediático, sino que también se refleja en las calles. Afirmaciones inflamables que precisan una sosegada reflexión para no desencadenar el pánico masivo con un final fatal. No obstante, estos ultras del disparate se amparan en la libertad de expresión. Ante este panorama, sólo cabe preguntarse, cómo aclarar nuestros pensamientos y sanar nuestros sentimientos entre tanto ruido desconcertante.

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