En medio del cruel ataque israelí contra Palestina y el respaldo incondicional de Estados Unidos a Tel Aviv, más de 500 políticos y funcionarios de 40 agencias gubernamentales estadounidenses han unido sus voces en una carta dirigida al presidente Joe Biden. En este mensaje, instan al dirigente demócrata a emprender de forma activa gestiones para lograr un cese al fuego en la Franja de Gaza, reflejando la creciente inquietud de los ciudadanos norteamericanos por evitar que su país se vea envuelto en otro conflicto bélico de alto coste económico y humanitario.
De forma simultánea, Turquía ha presentado una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acusándolo de perpetrar un genocidio en tierra palestina. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, declaró que el gobierno de Ankara está tomando medidas contundentes para señalar a los altos funcionarios israelíes como criminales de guerra.
Entretanto, en un mensaje reciente emitido en vídeo, Volodímir Zelenski se dirigió al pueblo ucraniano con firmeza para reivindicar sus decisiones políticas: «Estoy aquí. No renunciaremos a nuestras armas. Defenderemos nuestra nación, porque nuestra arma es la verdad. La verdad es que esta es nuestra tierra, nuestro país, y defenderemos todo esto».
Han pasado ya veinte meses y el presidente ucraniano se mantiene firme en sus decisiones en el escenario de un país marcado por los estragos de la guerra, mientras su convencimiento de obtener una victoria definitiva se torna más esquivo con el transcurso del tiempo. En una reciente entrevista con la revista Time, Zelenski se aferró a sus creencias al declarar con determinación: «Nadie cree en nuestra victoria como yo. Nadie». No obstante, esta vehemencia contrasta con la cruda realidad que él mismo reconoce: «Parte del mundo ya se ha acostumbrado a la guerra en Ucrania».
En este contexto, las tensiones entre el Gobierno ucraniano y las agencias de seguridad de Estados Unidos y el Reino Unido han alcanzado niveles de alarma, alimentadas por la percepción de Occidente de la falta de transparencia de Kiev en la gestión de sus asuntos internos y sus estrategias para desarrollar incursiones en territorio ruso, según un artículo publicado por el periódico dominical The Sunday Times.
La ausencia de reformas internas en el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) destaca como uno de los mayores puntos críticos, a pesar del cambio de liderazgos el año pasado. La estrategia de llevar el conflicto al suelo ruso ha suscitado desacuerdos, ya que tanto Estados Unidos como la Unión Europea se oponen no sólo a los ataques a objetivos militares sino también políticos.
Las confrontaciones internas, evidenciadas en las diferencias entre Zelenski y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del país Valerii Zaluzhnyi, sugieren un debilitamiento del poder del líder ucraniano, según afirma The Telegraph. El diario británico advierte además la posibilidad de que este estancamiento conduzca a presiones occidentales para entablar conversaciones de paz, obligando a Kiev a ceder territorio a Rusia.
En un entorno donde se filtran supuestos desacuerdos en la cúpula de poder ucraniana, la percepción en Occidente sobre el rendimiento insatisfactorio de las tropas de Kiev es cada vez más grande. El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung insta a los líderes occidentales a olvidar sus certezas inconsistentes, recomendándoles adoptar un enfoque realista.
A pesar de las expectativas de la Unión Europea de iniciar negociaciones para el ingreso en su comunidad política de Ucrania en diciembre, The Guardian ha expuesto los numerosos obstáculos que la administración de Zelenski debe superar para concretar la adhesión.
En el ámbito internacional, Francia negocia con Ucrania un cambio en la provisión de armamento, proponiendo ahora que Kiev adquiera armas de productores franceses en lugar de recibirlas gratuitamente. Mientras tanto, la Unión Europea, según el político socialista español Josep Borrell, podría redirigir proyectos destinados a la exportación hacia Ucrania, pero enfrentando desafíos logísticos y aumento del gasto militar.
En el corazón de un conflicto que se prolonga y se ve relegado a un segundo plano por la guerra genocida de Israel contra el pueblo palestino, la realidad sobre el terreno desafía las expectativas y sugiere que las perspectivas de victoria para Ucrania se desvanecen. Por su parte, Rusia persiste en sus objetivos militares como medidas de protección ante el exterminio sistemático de civiles pro rusos y la amenaza a su seguridad nacional que representa el avance, lento pero implacable, de la OTAN hacia el este.
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