Hace un tiempo, cuando se convocaron elecciones al rectorado en la Universidad Complutense de Madrid, la caverna mediática calificó a una candidatura de carácter progresista que se presentaba a las votaciones como los “bolivarianos de la Complutense”. El objetivo aparente era desprestigiar a estos universitarios y velar por los intereses de la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien buscaba la continuidad del equipo rectoral. Para ello, había ordenado a sus seguratas ideológicos que le despejaran el camino.
El resultado de aquel proceso electoral coincidió con el deseo de Isabel Díaz Ayuso y su candidato, Joaquín Goyache, ganó, consolidando el respaldo institucional a la presidenta. De aquella contienda, no se supo más hasta que, el pasado 7 de mayo, los estudiantes de la Complutense pusieron en marcha una serie de acampadas, al igual que muchas universidades del orbe, para pedir el freno al genocidio en Palestina y exigir el cese de relaciones con Israel.
Los nuevos “bolivarianos de la Complutense” se han adueñado del relato, lo cual ha disgustado al entorno de la presidenta madrileña, que ve con malos ojos la movilización de los universitarios en favor de Gaza y de los objetivos de un Estado palestino. Esto se debe a que ella es una ferviente sionista y defiende la idea de que Israel tiene derecho a existir como un Estado religioso, ya que considera que se encuentra en su tierra prometida.
Todas las declaraciones de Díaz Ayuso van en la línea de justificar los bombardeos ordenados por el criminal de guerra Benjamín Netanyahu contra niños y civiles palestinos, y considerar como antisemitas todas las acusaciones fundamentadas contra el Gobierno israelí. Y lo hace con la misma simpleza con la que defiende su política de libertad para tomar cañas, lo que la ha enfrentado a otras instituciones, al negarse rotundamente a que España reconozca a Palestina como un estado soberano y libre.
Las acampadas en favor de Palestina y en contra del genocidio sionista no sólo se han producido en la Universidad Complutense de Madrid, sino que en todo el país se han levantado tiendas en múltiples campus, emulando las protestas que tuvieron lugar en universidades estadounidenses y europeas. Estas acciones han recibido un respaldo masivo de la comunidad estudiantil, hasta el punto de que en algunas facultades, los profesores han sustituido a los alumnos en las acampadas para que estos pudieran examinarse.
En algunas universidades se han alcanzado algunos de los objetivos demandados, como la ruptura de todo tipo de convenios académicos con instituciones israelíes. En Asturias, el rector Ignacio Villaverde decidió cancelar un acuerdo con una empresa hebrea acusada de ser una tapadera de la industria militar israelí.
Todo apunta a que estas protestas se mantendrán en el tiempo y que, además, aumentarán en número, al menos hasta que Israel retire a sus soldados del territorio palestino y deje de bombardear la ya de por sí devastada Gaza. Además, Cisjordania también se encuentra en una situación similar, con constantes agresiones por parte del sionismo. Parece que los bolivarianos no sólo están presentes en la Complutense, sino que son numerosos en todo el mundo.
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