A finales del pasado mes de mayo quedó visto para sentencia, en la Audiencia Provincial de Valencia, el juicio por prevaricación y cohecho contra Eduardo Zaplana, expresidente de la Generalitat y exministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de José María Aznar. Cuatro meses después, aún se desconoce el veredicto de la Sección Cuarta de dicho tribunal, lo que empieza a generar preocupación entre quienes exigen una justicia efectiva en el país.
Para el otrora todopoderoso Zaplana, la Fiscalía pide 17 años de cárcel por dos delitos de prevaricación administrativa, al adjudicar irregularmente el Plan Eólico y las ITV de la Comunidad Valenciana, en colaboración con los hermanos Cotino. Además, se le acusa de cohecho, después de que los supuestos testigos que iban a declarar a su favor lo inculparan.
En medios judiciales sorprende que una sentencia tarde tanto tiempo en dictarse, cuando los hechos, tras la comparecencia de los declarantes y los informes de la Fiscalía Anticorrupción, parecen bastante claros. En tono jocoso, hay quienes dicen que sólo falta que el caso prescriba para que Eduardo Zaplana eluda la prisión.
En febrero de 2019, tras nueve meses en prisión, la jueza Isabel Rodríguez decretó la puesta en libertad del expresidente valenciano, quien ya había solicitado en cinco ocasiones salir de la cárcel debido a la grave leucemia que padecía. Desde entonces, han transcurrido algo más de cinco años, y el estado físico del procesado no muestra señales de deterioro. En el juicio, lució su habitual moreno, que tanta fama le dio en su época como político en activo.
Lo cierto es que el caso Erial y la lentitud en la sentencia de unos hechos probados no parecen preocupar a ninguna de las brunetes mediáticas que, en su día, rechinaron por la libertad del etarra Bolinaga, quien padecía un tumor cancerígeno incurable en un riñón, en la misma época en que Zaplana alegó su enfermedad. El antiguo militante de la banda armada lleva muerto más de nueve años.
Habrá que seguir atentamente los vericuetos de la Administración de Justicia valenciana y preguntar cada cierto tiempo cuánto tardará en emitirse el fallo judicial, ya que, mientras tanto, el político de Benidorm seguirá libre y coleando.
Hay que ver cómo es la Justicia española: tan rápida para unos —el juez Peinado va a toda leche— y tan lenta para otros, como en el caso que nos ocupa. Yo, qué queréis que os diga, ando un tanto escamado por esta circunstancia.
¿Qué te ha parecido el contenido al que acabas de acceder?
En ORUBA consideramos la independencia editorial como el pilar sobre el que se construye el periodismo veraz e incorruptible. Cada artículo que publicamos tiene como objetivo proporcionarte información precisa y honesta, con la certeza de que tú eres la razón de nuestro proyecto informativo.
Por ello, queremos invitarte a formar parte de nuestro esfuerzo. Cada euro cuenta en nuestra misión de desafiar narrativas sesgadas y defender la integridad periodística. Desde sólo 1 euro, puedes unirte a esta causa.
Tu apoyo respalda nuestra evolución y envía un mensaje claro: La información sincera merece ser protegida y compartida sin obstáculos. ¡Únete a nosotros en esta misión!
Publicidad