No soy un fanático de Yolanda Díaz, de hecho hay muchas cosas que no comparto con ella. Tampoco me gusta demasiado lo de rendirse a liderazgos personales en detrimento de las organizaciones, creo que es algo que contribuye a debilitarlas.
Aún así, también es cierto que en el actual contexto —con la izquierda dividida y enfrentada— puede ser necesaria una figura que ayude a reconstruir el marco político de las fuerzas progresistas de nuestro país. Y en este proceso, Yolanda Díaz quiere sumar: “Reunir en una sola varias cantidades homogéneas”, tal y como lo define la RAE. Pero lo que no viene en la definición es que en determinados espacios, en especial en el político, sumar es complicado.
Pero, ¿por qué? Porque hay sumandos que restan más de lo que aportan y hay que saber detectarlos a tiempo para no incluirlos en la operación. Desterrar a ególatras, arribistas y demás profesionales de la política, quienes para satisfacer su ambición personal nunca han tenido escrúpulos a la hora de traicionar sus ideales, es imprescindible para que la suma dé el resultado deseado.
Sumar pisando la calle, sumar con los movimientos vecinales, con los colectivos sociales, con los sindicatos de clase, con las asambleas de trabajadores, con los autónomos, con los parados, con el movimiento estudiantil. Sumar sintiendo, escuchando, debatiendo, proponiendo… Sumar para blindar derechos, libertades, dignidad y futuro. Esa es la suma que me gusta y esa es la suma que espero.
Como escribí al comienzo del texto, no soy un incondicional de Yolanda Díaz: la reforma laboral no fue lo que yo esperaba y su actitud ante las traiciones y desplantes del PSOE tampoco. Pero subir a una atalaya para terminar anclado en el purismo, obviando la fuerza del enemigo —un capital que cuenta con el PSOE como dique de contención y con los medios de comunicación como aparato de manipulación de masas— sería un autoengaño.
Ni lo ha tenido fácil ni va a tenerlo, así que no seré yo el que se ponga a restar, al contrario, desde mi espacio, que es el de Izquierda Unida, haré lo posible para contribuir a esa suma.
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