«En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan a la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre.» (Antonio Machado)
La patria es el refugio de los clasistas, los necios, los retrógrados y los egoístas, o sea, de los cobardes. Porque todos los trapajos del mundo no alcanzan a tapar la inmundicia, la sevicia y la codicia de quienes los avientan creyéndose patriotas. Se mire por donde se mire, no es cuestión de credos, sino de patrias. Y todas las patrias son codiciosas por principio e injustas por naturaleza.
¿Vale todo en política?, ¿o sólo vale lo que interesa a los herederos franquistas del régimen ademocrático? No hace falta ir a Venezuela para saber lo que es una dictadura. Aquí, en Ezpañistán, si te metes con los dictadorzuelos te puede caer el pelo. Lo bueno de que la derecha gañana tenga tan infectos tipejos de representantes es que al menos así no engañan más que a los que son como ellos. Quien nada tiene, todo arriesga. Y estos tienen menos luces que los Borbones. ¡Infelices procesionales!
Pero, ¿por qué no decirlo? También hay ciudadanos íntegros, dignos y honestos, que llevan en su corazón la bandera y la patria en sintonía con esos legítimos sentimientos, y no la instrumentalizan en su exclusivo provecho.
Ramón María del Valle-Inclán y su obra maestra “Tirano Banderas” (1926) nos ayudarían a entender la situación actual; donde el auténtico protagonista es el pueblo, y el tema central la degradación del hombre por el hombre.
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