
Rugientes y agitados años veinte. La juventud, ¡por fin!, se pone de moda. En sedantes laureles recostados. Atusados peinados y rasurados rostros lampiños. Los primeros automóviles vibrando el vértigo en los rostros. Descaro en flecos bailando charlestón… En la sombra, el nazismo, acababa de afilar sus garras. Y su poderoso estilo resultaba cautivador e hipnótico.
¿Quién no recuerda aquella loca, ruidosa y excesiva década del pasado siglo XX? Fueron años decisivos, con milagrosos hallazgos científicos como la penicilina; tecnológicos como el automóvil o la televisión; y una abrumadora eclosión creativa de revolucionarios movimientos vanguardistas en todas las disciplinas artísticas: surrealismo, expresionismo, dadaísmo… En el mundo de la moda, la diseñadora francesa de alta costura Coco Chanel. En arquitectura, Le Corbusier y el racionalismo funcionalista de la Staatliche Bauhaus (Casa de la Construcción Estatal), forjaron los inevitables fenómenos de masas y los fundamentales avances en la sociedad de entonces.
Todo fue muy bien hasta el batacazo de octubre de 1929, cuando el mundo hizo ¡crac! y todo cambió, irrumpiendo en escena la onomatopéyica crisis conocida como la Gran Depresión. Pero eso forma parte de otra década. ¡Felices años veinte, amigos!
Texto: Miguel Aramburu.